sábado, 7 de abril de 2012

El cerebro, ¿Tiene sexo?



Según investigaciones neurológicas, sí, el cerebro tiene sexo y, además, perfectamente diferenciado. Estas diferencias comienzan ya desde el feto: si es varón, posee un cromosoma Y que, a las 6 semanas de gestación liberan progesterona para formar los testículos, y esta progesterona llega al torrente sanguíneo y de ahí al cerebro, desarrollando así más el hemisferio derecho y otras zonas como el hipocampo.
El hemisferio derecho está relacionado con lo visual y el sentido del espacio y la orientación. El sexo femenino tiene más desarrollado el hemisferio izquierdo que se relaciona con la comunicación y sensibillidad. Estas diferencias pueden ser más o menos notables por múltiples factores que van desde lo genético y pasar por las distintas clases sociales y etnias.
Pero todo no ha sido cosa de un día, esto ha ido evolucionando con el ser humano desde que, hace miles de años empezaron a crear asentamientos, según la neurocirujana Doreen Kimura, cuando en la tribu se empezó a repartir el trabajo, aquí se empezó a ver claramente las diferencias entre ambos sexos: eran los hombres los que salían a cazar, por tanto, necesitaban tener agresividad, orientación, fuerza y habilidades físicas. Las mujeres se ocupaban de cuidar y proteger a los niños, asegurarse de que se vistieran y se alimentaran a diario, recolectaban e interactuaban con las demás mujeres para ayudarse mutuamente así que ellas desarrollaron las habilidades de empatía y socialización además de guardar el alimento y preservarlo para asegurar la supervivencia de la especie.
Todo esto, a través de las generaciones, ha ido quedando dentro de la información que posee el ADN de cada uno con habilidades diferenciadas: como que el hombre suele sobresalir más en la música y en las matemáticas; y las mujeres van más hacia las emociones y la intuición.
Aunque, la verdad, hoy en día, existe cierta confusión hacia estas características, ya que hay mujeres que intentan disimular su agresividad y hombres que esconden su sensibilidad por los prejuicios existentes con la naturaleza innata de cada uno.
Se supone que antes sobrevivía el que más desarrolladas tenía estas cualidades pero, en la actualidad, todo ha cambiado y el ADN cada vez tiene información más diversa por la mezcla de factores. Pero sobre todo hay algo muy importante que no debemos olvidar, las hormonas, estas eternas olvidadas influyen y mucho en nuestra genética y comportamiento tanto en el sexo masculino como en el femenino.

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